El Monasterio de San Lorenzo de Carboeiro se emplaza a las orillas del Rio Deza, en el municipio de Silleda, en un lugar recóndito, solitario y mágico. Un lugar protegido por la espesura de un bosque de robles y castaños que se extienden por las laderas de sus montes.
Hace ya unos cuantos años, hacia 910 el rey Alfonso III el Grande, rey de Asturias tuvo unos “pequeños problemas” sucesorios con tres de sus hijos y que resolvió dividiendo su reino entre ellos: a García, su hijo mayor le correspondió León, a Fruela le toco Asturias y a Ordoño le asignó Galicia. Sería, por tanto, el primer monarca del Reino de Galicia.
A las orillas del Rio Deza, en una especie de península que forma uno de sus meandros, cerca de la actual Silleda (Pontevedra), relatan los documentos históricos, había una ermita que fue comprada por los condes Gonzalo Betótez en el año 939. Los condes financiaron la construcción de un cenobio, según las reglas de la época, proveyendo a la iglesia, desde un principio, con importantes reliquias, que propiciaron la llegada de peregrinos: reliquias de san Lorenzo, de san Hipólito, san Pelayo, san Vicente, san Juan Bautista, san Juan evangelista, santo Tomás, san Pedro y san Martín de Porres, así como una espina de la corona de Cristo en la cruz.
Fallecido el conde, su viuda rogó al rey Ramiro I de Asturias que tomase Carboeiro bajo su protección, hecho que proveyó al monasterio de especiales privilegios de la Corona y la colocó bajo la jurisdicción directa de León. Fue durante esta época, desde el siglo X al XII, cuando alcanzó su mayor prosperidad y que se reflejó al adquirir el carácter de abadía. Asimismo su papel político y económico se reforzó con la reforma benedictina impulsada desde el Cluny y que se plasmó en el arte y en la arquitectura contenido en el monasterio. Durante la primera mitad del siglo XII se reforma la casa monacal y en el año 1171, bajo la dirección del abad Fernando, se inicia la construcción de la iglesia románica de transición al gótico, que podemos ver actualmente.
La iglesia de Carboeiro presenta numerosas influencias de la catedral de Santiago. Entre estas destaca el uso de las nuevas bóvedas de crucería ensayadas en Compostela y la decoración de la portada principal, que representa a los ancianos músicos del Apocalipsis, al igual que en el Pórtico de la Gloria.
En años posteriores se relajaron las costumbres del monasterio y, finalmente, el rey Bermudo II dispersó a la comunidad y llevó al lugar a dos presbíteros. Desde ese momento el cenobio fue uno de los más influyentes de Galicia, con dominios sobre varias poblaciones e importantes abades.
Desde el año 1267 se tienen pocas noticias sobre Carboeiro y hacia 1500, tras la reforma de las órdenes religiosas auspiciada por los Reyes Católicos y promulgada por los papas Inocencio VIII y Alejandro VI, San Lorenzo de Carboeiro pasó ser un priorato dependiente de la abadía San Martín Pinario, en Santiago de Compostela, junto al antiguo priorato de San Isidro de Montes, reedificado en 1155. Carboeiro se convierte en una granja habitada por dos monjes dedicados al control de la hacienda, el cobro de las rentas y la vida espiritual de los habitantes del entorno.
A partir del s. XIV el monasterio entra en crisis. Las donaciones y compras disminuyen notablemente y las propiedades monacales padecen ataques y depredaciones por parte de los nobles. Ni siquiera la protección real puede frenar el proceso.
Pocas noticias documentales se conservan del Monasterio de Carboeiro durante los tres siglos siguientes, aparte de alguna reforma del edificio, el recuento de feligreses o de rentas recaudadas.
Con la Desamortización de Mendizábal de 1836, la casa prioral y varias tierras de su entorno salen a subasta pública, mientras que la iglesia pasa a pertenecer al obispado de Lugo. El conjunto monacal queda expuesto al expolio y al abandono.
Carboeiro entra en el siglo XX en un grave estado de ruina y así estuvo varios años a pesar de que en 1931 fue declarado Monumento Histórico-Artístico. En los años setenta se hacen las primeras actuaciones con el objetivo de limpiar y consolidar el monasterio y 1989 el Ayuntamiento de Silleda compra la casa monacal y los terrenos de su entorno. Finalmente, entre 1990 y 2009 el Ayuntamiento y la Xunta de Galicia realizan los trabajos de rehabilitación integral del conjunto monacal. Actualmente tiene la consideración de Bien de Interés Cultural (BIC), máxima figura de protección del patrimonio histórico.
Lamentablemente no pude entrar en el interior del templo por estar cerrado, no puede disfrutar de un templo donde destacan las dos portadas románicas de estilo compostelano (algunas fuentes afirman que son obra de discípulos del Maestro Mateo): En la principal están representados los 24 ancianos del Apocalipsis y la figura del Salvador con los evangelistas. Las otras dos puertas están bastante deterioradas. La planta es en forma de cruz latina. Constaba de tres naves y cabecera rodeada por girola rematada en tres capillas radiales dedicadas a San Benito, a la derecha a Nuestra Señora de Belén y la otra era usada como sacristía. Tiene tres rosetones en la parte superior, que corresponden a la época de transición al gótico.
En el interior sorprenden sus enormes columnas con sus trabajados capiteles que dividen la nave central de las laterales. Se hace extraño pensar como esta majestuosa y espléndida iglesia no llegó hasta nuestros tiempos. Vemos también las capillas y el altar, así como la girola. Varias piedras talladas con diversos motivos que adornan la iglesia provienen de la antigua capilla visigótica que allí se encontraba. Gracias a las escaleras de caracol podemos ascender hasta las torres que hoy en día están sin rematar. Las mismas escaleras pero hacia abajo, nos conducen, bajo la oscuridad hasta la cripta, que se haya a un nivel inferior para poder salvar el desnivel del terreno. Veremos aquí una sala del mismo trazado de la cabecera y también grandes columnas.
Es muy recomendable darse una vuelta alrededor del monasterio, pues podremos ver el otro lateral que nos falta del templo y su portada. Veremos las distintas dependencias monacales, así como las caballerizas y el hermoso palomar. Daremos la vuelta y veremos la hermosa fachada trasera que estaba orientada al río y que era lo primero que veían los peregrinos que venían del Ponte do Demo.
Cuando me fui de ese increíble lugar, me hice la firme promesa de no tardar en regresar para ver y escuchar todos los tesoros y leyendas que allí se guardan