Es un interesante lugar si uno desea disfrutar de la naturaleza y de la sensación de tranquilidad y quietud que alli existe. Me estoy refiriendo al concello de Cualedro. Este municipio, situado al sur de la provincia de Ourense, comparte frontera con Portugal. Este lugar, un lugar discreto, con una población envejecida y escasa actividad económica dispone de varios tesoros como son los Castros de San Millán y de Saceda.






Un sol radiante y un cielo despejado me acompañaban cuando tome el desvío de Cualedro en el inicio de la bajada de Las Estivadas, en la autopista de las Rias Baixas. Después de preguntar en la capital del municipio por donde ir para llegar a los castros comencé a recorrer la carretera que llevaba a Portugal acompañado a ambos lados por unos impresionantes paisajes: amplios y abiertos paisajes que dejaban ver a lo lejos las siluetas de los molinos de viento sobre la Sierra do Larouco.

A unos diez kilometros de Cualedro me encontré con el pueblo de Saceda, situado a mano derecha de la carretera, y el Castro de Saceda, situado a mano izquierda. Ascendí hasta este ultimo lugar tomando un estrecho camino de tierra. Aparqué el coche y tan pronto me baje de él me encontré de frente con la silueta de promontorio donde se encuentra este castro



El castro de Saceda se trata de uno de los importantísimos yacimientos arqueológicos de Galicia, y que fue habitado a lo largo de 600 años, desde el siglo V antes de Cristo hasta el siglo primero de nuestra era. Fue un poblado celta que apenas tuvo influencia romana como así lo muestra la escasa presencia de restos arqueológicos. Se plantea varias posibilidades en cuanto a la desaparición de este asentamiento: abandono, conquista romana o, incluso, la conquista por otros pueblos celtas.

El Castro de Saceda se encuentra, como ya dije antes, sobre un pequeño montículo de unos 800 metros de altitud y que domina de una manera evidente todo el valle que lo rodea, así como las montañas de la sierra de Larouco. Este montículo presente una orografía escarpada y de difícil acceso por su zona oeste y sur, lo que dificulta los ataques, lo que favorece la defensa del lugar. Tal como se puede observar aun hoy en día, el recinto esta rodeado por dos murallas de granito (parecen de mampostería) en la zona más escarpada de la colina, que ademas de cumplir con funciones defensivas, facilitan la construcción de las viviendas al permitir nivelar el terreno. Dichas murallas presentan unas puertas de acceso a cuyos lados se levantan unas torres defensivas.




















En la parte mas alta de la colina hay evidencias de unas viviendas que, posiblemente, corresponderían al jefe de la tribu y a su familia. Tanto en estas viviendas como en las del resto de la población se ha observado, gracias a las excavaciones realizadas, que estas carecen de huecos para puertas y ventana. Existen multitud de viviendas, viviendas de base cuadrada y de base redonda, siendo estas ultimas, las típicas de asentamientos castrexos, las que mas predominan

Después de pasar un buen rato moviéndome por este lugar, imaginando la vida de sus pasados habitantes, disfrutando de las vistas que desde allí existen, después de tocar aquellas viejas piedras,…regresé al coche y tomé la carretera de regreso a casa.

La visita al Castro de San Millán quedará para otro día




































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