No logre escabullirme de una densa niebla hasta que deje atrás la villa de Celanova. Seguí la carretera que llevaba a Portugal, acompañando el discurrir del rio Limia. El espectáculo que muestra la Naturaleza en esa zona, en la Baixa Limia, resulta espectacular. Los verdes y azules lo dominan todo, la belleza de los montes, de los pueblos, la tranquilidad y la quietud que transmite ese lugar invita a volver una y mil veces 

El Parque Natural Baixa Limia, como la gran parte de las tierras de Ourense, es una zona granítica muy antigua, muy accidentada y regada por los ríos Limia y Cados así como multitud de torrentes y arroyos (los conocidos como "cortas") lo que aporta numerosos elementos para configurar un paisaje de increíble belleza

Como venia diciendo, en mi avance la mañana  ya se presentaba despejada, soleada y fresca. Después de dejar atrás la localidad de Bande, cabecera del municipio del mismo nombre, me decidí a visitar la Iglesia de Santa Comba. Llegue a ese pequeño pueblo, desierto a esa hora de la mañana. Aparque muy cerca de la iglesia y accedí a ella a través de una preciosa puerta y unas escaleras que descendían hacia el lugar donde se levantaba el templo. Aquel era un cuidado y reservado lugar. Estuve un buen rato dando vueltas alrededor del edificio disfrutando de sus formas ademas del sol y del silencio que allí reinaba

Esta iglesia fue concebida durante el Reino Suevo de Gallaecia, primer estado de Europa Occidental, y se ejecutó por canteros galaicos en el siglo VI,  durante el reinado de los Visigodos, posiblemente aprovechando restos de una anterior edificación de culto ancestral relacionada con las ninfas acuáticas o con Bandua (uno de los principales dioses de los Lusitanos y Galaicos, considerado el dios de la guerra y vinculado a la tradición céltica centroeuropea). La iglesia de Santa Comba, es la iglesia mas antigua de Galicia y es el primer edificio de la provincia de Ourense declarado monumento nacional en el año 1921. Parece ser que esta templo pudo formar parte de un antiguo cenobio o monasterio y comparte características con otras iglesias de la época, de las cuales en Galicia, actualmente no existe ninguna. Santa Comba llegó a convirtirse en un interesante centro de culto medieval, una parada obligada para los peregrinos que venían de Braga por el camino jacobeo hacia Compostela.

Es una iglesia de muros muy anchos en relación a su tamaño. Su planta es de cruz griega, aunque los brazos de la cruz no so iguales pues sobresale en plantilla cabecera y el pórtico de acceso. La cabecera es rectangular y esta iluminada por una ventana abierta a oriente. A ambos lados del transepto o nave transversal, tiene dos camaras, solamente accesibles desde la iglesia. Es una iglesia sencilla que presenta un espacio poco diáfano y muy compartimentado, lo que produce una sensación de misterio. A esta sensación contribuye la iluminación natural con ventanas pequeñas a diferentes niveles que recrean distintos ambientes, potenciados también por la diferencia de alturas entre las naves. Estas, todas ellas en ladrillo, presentan unas bóvedas de cajón, con excepción del crucero que esta cubierto con una bóveda de arista, lo que contribuye a marcar el centro simbólico de la iglesia.

Di varias vueltas alrededor del templo, me subi a los muros para tener mejores vistas, y porque tengo algo de cabra, estuve sentado en las escaleras de entrada dejando que el sol golpeara mi cara y el silencio me poseyera.





















Pasados uns minutos me levante y me dirigí al pórtico de entrada. Esta está formado por tres vanos, uno de ellos tapiado y donde se puede leer la siguiente inscripción: ESTA CAPILLA FVNDO Y DOTO GASPAR RODRIGUES DE ARVO I ABBAD DE SANTA COMBA ANNO, y debajo un escudo.

Bajando la vista y dirigiéndola hacia la puerta de la iglesia vi que habían una hoja pegada. En ella se indicaba un par de teléfonos al que se podía llamar si se quería visitar el interior. Llamé al fijo, varias veces, y nadie me contestó. En cambio, cuando llamé al movil, la voz de una señora apareció al otro lado. Le dije que "si no tenia inconveniente me gustaría ver el interior de la iglesia". La señora me contestó que no había problema alguno, pero que le diera diez minutos "que estaba acabando de tender una tina de ropa".

A los diez minutos aquella dispuesta señora, una vecina del pueblo, me abrió la puerta y pude acceder al interior de Santa Comba.




El interior, al contrario que ocurría fuera, se presentaba oscuro. Y cargado de cierto misterior. Era un sitio de reducido tamaño, donde se siente el peso de las gruesas paredes y en donde cobra protagonismo el altar, un pequeño altar, con su arco de herradura. El altar presenta un pequeño peralte y el arco no es tan cerrado como los que en épocas posteriores usaran los musulmanes. Es importante destacar la escasa decoración que tiene la iglesia, limitada a un sogueado (adornos en forma de cuerdas) y a los capiteles de las columnas que flanquean el altar. Estas se pusieron en una restauración que se llevo a cabo en el siglo IX. Dos de los capiteles se aprovecharon, uno de la época tardorromana y otro de la época de los visigodos y se añadieron otros dos en el momento de la restauración

El abside conserva pinturas de la segunda mitad del siglo XVI, restauradas en el año 2003, en las que se representan escenas religiosas. Preside la iglesia una talla de madera policromada de época barroca que representa a San Torcuato o San Trocado. Asimismo destaca la decoración visigoda de la mesa del altar, la celosía de mármol del altar, la imposta de racimos y hojas además de otros elementos romanos

En el interior de la iglesia se conserva un gran número de vestigios romanos -un ara romana que fue reutilizada como altar y un biliario romano situado el lado norte y que ahora cumple funciones de pila bautismal-. Así como un antiguo sepulcro de mármol, donde se cuenta que estuvo el cuerpo de San Torquato, uno de los primeros discípulos del Apóstol Santiago, antes de ser trasladado al Monasterio de Celanova. En este sarcófago de mármol blanco los devotos lo rascaban para llevar consigo, en las uñad, el polvo milagroso del santo

En el exterior, pude observar los cimientos de una antigua edificación relacionada con el monacato medieval, un pórtico añadido en el siglo XVII y la legendaria "Fonte dos Enamorados", a la cual la leyenda atribuye poderes para sellar el amor entre una pareja de novios.














Antes de despedirme de Santa Comba, me acerque a un libro, un libro de visitas, para dejar unas pequeña lineas agradeciendo el buen rato que acaba de pasar y lo mucho que me gusto el haber estado allí. Acabe de escribir y abandone  aquel lugar siendo consciente de que regresaría.
 






Articulo de Xabier Limia de Gardon publicado el pasado 26 de septiembre en el diario La Región.


Estamos conmemorando al artista Manuel Prego de Oliver, con motivo de los cien años de su nacimiento. Gran creador, sus temas forman parte ya del canon de la pintura gallega. Su inspiración estuvo a lo largo de su vida en las tertulias con los amigos literatos, y sus libros, y en la elección del variado abanico de sus lecturas. De este cosmos de cultura procede todo. Prego lee a Verne y Stevenson, y las horas de la juventud le son pocas para Papini y Nietztche, además de Ortega y Gasset. Así lo pudimos constatar en el curso del proyecto "Prego100 años", para lo cual además de la parte visible de las tres exposiciones complementarias y simultáneas en la ciudad profundizamos en sus técnicas pictóricas y en su vida, en sus materiales artísticos y en sus influenza vitales..., e intentamos la reconstrucción de su librería, de una honda importancia en su pensamiento y en su pintura y que está dispersa. 

Todo en él es una ‘kunstliteratur', que abarca más allá de las lecturas específicas de arte. Así el "Teatro" de Gabriel Marcel, "Ensueños" de Herman Hesse, las "Obras completas" de Baudelaire..., un elenco en el que hay obras de su tiempo, caso de "La ciudad y los perros" (Vargas Llosa) o "Cien años de soledad" de García Márquez. En otra obra de este autor, "El otoño del patriarca", dibuja entre las hojas, y también en la de Liam O'Flaherty, "El delator", entre otras. En "El rayo que no cesa", de Miguel Hernández, retrata al poeta represaliado en la cárcel de Alacant; y le son especialmente fértiles los "Cuentos" de Pío Baroja, en el que hay seis dibujos: "Errantes", le inspira una pareja de espaldas con un niño en el paisaje.








Pero es la relación y trato con los literatos gallegos que le son amigos los que reflejan su mundo cotidiano: así Valente, José Mª Castroviejo o Cunqueiro, con el que la relación fue intensa. En "Sí o vello Sinbad volverse as ellas" le pone: "Estas historias para Manolo Prego son los relatos de los sueños que no hay". Con Vicente Risco, mucho más que un maestro para el, Otero Pedrayo y Cuevillas, o Antón Tovar y José Luis López Cid. Y Luis Mantequilla, Manolo González del Valle y Fernández Mazas. Para el maestro y poeta Manuel Luis Acuña Sarmiento le hace la portada de "Fírgoas (Poemas 1930-1931)", obra que ilustra en la reedicción publicada en 1979 en la imprenta de La Región.

Eduardo Blanco Amor le dedica las "Farsas" que había publicado en Buenos Aires en 1953, cuando llega a Vigo cinco años después: "A Prego de Oliver para que descanse de las cosas serias… con un abrazo de un admirador de verdad y de su amigo en serio". Y en sus últimos lustros Torrente Ballester del qun tenía la "Saga/Fuga de J.B.", y Casar. Este manantial aboya en su arte, para sentirse gallego de por sí. 
























Sus imágenes plásticas, forman parte de la percepción de Galicia desde los años cincuenta. Este es Prego, un sólido pilar de la Atenas de Galicia, Ourense, cuya pintura según Alvarado es poesía pura"




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