Lo bueno de tener obras en casa, es que también se acaban. Pero antes, un tiempo antes comenzaron y tuvieron lugar, forzandonos a formar parte del movimiento "okupa" durante 3 meses.

Lo teniamos todo planificado: comenzarían los albañiles junto con el fontanero y el calefactor. Estos tenían que levantar suelos y arancar los azulejos de las paredes, previamente habria que cortar el agua y quitar radiadores. Unos y otros tenian un aroma ochentero que no se adecuaba con nuestro "moderno sentido de una vivienda del siglo XXI". Queriamos dejar atrás los colores "de tono fijo" y meternos en el asombroso mundo de las pinturas, tarimas, azulejos y porcelánicos de tonos tierra levemente desaturado, que doten a nuestra vivienda de una atmósfera "faxion" y pase a convertirse en un espacio de quietud y relax. Vaya lo ultimo de lo ultimo en diseño de suelos y paredes.

El caso es que llegó el material antes que el albañil, lo cierto es que este nunca llegó a entrar en casa, puesto que un sorpresivo cambio de planes y de prioridades nos hizo perder peso en su agenda de clientes: primero iba a empezar a mediados de mes, posteriormente por culpa de una complicacion en la obra que estaba haciendo me dijo que se iba a retrasar una semanita más, o dos, y por último. y puesto que la habia surgido a posiblidad de "restaurar el Portico de la Gloria" y como era una cosa de prestigio y muy bien pagada pues que deberia sufrir por lo menos hasta final del mes siguiente, o sea, deberia esperar mes y medio más de lo dicho un primer momento. Puesto que no aguanto a los informales y a los mentirosos (como va a restaurar el Portico en un mes, joder, por lo menos por lo menos, necesita dos, y para eso ya debe darse prisa). Bueno el caso es que le dije que era mejor tomara el camino del arte, un buen camino, y que ha hablariamos de mi reforma alla por el 2030. Posiblemente por esa fecha deba hacer algo, seguro.

La solucion fue buscar otro "profesional de la paleta" el cual me vino a la semana siguiente junto con el calefactor-fontanero. Tan pronto llegaron empezaron con lo suyo: romper y desescombrar, cortar agua, colocar azulejos y plaquetas, levantar el baño y poner las piezas nuevas. Aquello, visto lo visto, tenia mas pinta de un agujero donde meter todo el edificio que una pequeña reformita de un piso. Pude ver como una tenue nube de polvo fue descendiendo lenta y repetidamente cubriendo cariñosamente todo lo que allí había , impidiendo ver el posible regreso a mi casa. El caminar de una habitacion a otra era toda una aventura. Uno siempre salía distinto de como había entrado: Las zapatillas y la ropa habían perdido su color y su forma, las manos, aunque no se tocase nada, siempre había que lavarlas,... es como si la porquería estaba esperando para agarrarte. Con el tiempo, con 5 días y una cuantas cervezas estos hombres acabaron su trabajo dejando las cosas para que otros profesionales tomaran el testigo.

Le toco el turno al carpintero el cual desmonto muebles, levanto el suelo y arrancó puertas para de este modo sentir como el aire, quiero decir el polvo, circulaba libremente de una habitación a otra. Aquello dejó de ser mi hogar para ser el bajo donde guardo las cosas viejas, ... en la casa del pueblo de mis abuelos. Dios, uno ya no podía caminar si mancharse las zapatillas un poco más aun, y sin tropezar. Uno ya no sabia si aquello era mejorar la casa o tirarla abajo definitivamente. Yo miraba y no me reconocía 2 meses antes cuando corría tras la niña de una habitación a otra, o cuando leía tranquilamente en el salón o cuando charlábamos sentados en la cocina,....

Después de estos le toco el turno a los profesionales del aluminio. Arrancaron las viejas ventana de aluminio para poner las nuevas con cristal doble antirruido y antimolestias exteriores. Esto ya supuso la expansión de la obra hacia el exterior. Esto permitió a que vecinos de edificios de enfrente pudiese disfrutar de los retoques de mi casa. Se pusieron estas ventanas sin recibir un mísero aplauso del publico. Aun y así bajamos el telón para esta clientela tan desagradecida.

Ya casi estamos llegando al final. Y este final casi lo traían los pintores pertrechados con sus fundas blancas, sus brochas gordas, sus escaleras y sus botes de pintura. Aquí nos encontramos en un momento critico pues los colores escogidos cambiaban vistos en la carta de colores o vistos en la pared. Solución: volverse un poco alquimista o químico o cocinero moderno de estos que hay ahora y buscar un tono no demasiado pero si lo suficiente como para parecerse a acabado del suelo pero que permita diferenciar y a la vez que no sea ni demasiado oscuro, por la niña, ni demasiado claro, por el padre de la niña, que es "siniestro" el pobre. Después de todo esto optamos por un color tradicional, el 1510-Y30R de toda la vida, vaya.

A estas alturas de la película, ¿qué es lo que me quedaba?. Pues resumiendo: montar algunos de los muebles que ya tenia y esperar por los muebles nuevos que aun no tengo (en verano a la gente se le da por coger vacaciones y no queda otra que esperar), meter cajas llenas de ropa, de libros, de potas, de muñecos, de más ropa, de otras cosas que van a la basura, de recuerdos, de "mis cosas", de "sus cosas", de "cosas de la niña"

Y en esas estamos una semana después, colocando y limpiando y limpiando y colocando. Con muchos pequeños descansos para jugar con mi "niña" y correr con ella por "su casita".



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