37 años tenía mi perro. Ya era un perro viejo. Ladraba a los pájaros., pero no era capaz de levantarse para correr tras de ellos. Ya tenía 37 años, muchos años para mi perro. Mi vecino me comentaba, cuando nos encontrábamos por las escaleras, porque no me deshacía de el , porque no lo sacrificaba, que era mejor que no sufriese. Yo solo le contestaba que era mi perro y como iba a matar yo a mi perro................................ 

Cuando me juntaba con mis amigos les comentaba que si que eran ya muchos años, 37 años con él, que los años no pasan en balde y que todo el mundo se hacia viejo. Les contestaba que es lo que querían que hiciese, que le tenia mucho aprecio, bueno, que le tenia mucho cariño. Les contaba la cantidad de cosas que pasamos, pues muchas eran las cosas y las horas que pasamos juntos, muchas risas y muchas charlas buscando enseñarle como hacer las cosas bien o simplemente para sentir su compañía. Ellos me decían, con un tono de solemnidad impropio de la pandilla, que el tiempo siempre pasa amarrándose a una parte del alma para llevarse un buen trozo y que cuando muchos de ellos faltan es mejor .... que si, que si, que tenéis toda la razón, les contestaba, pero que podía hacer. ¿Que seria de él si todas las noches no pudiese vestirse su roída y descolorida chaqueta para pasear, eh, que sería de él?





La ultima semana del pasado mes de julio mi mujer y yo coginos un avión y nos dirigimos hacia La Habana. Hacia ya unos años que queríamos visitar esta isla, y especialmente su capital antes de que sufra un cambio que creo resulta inevitable y más aun si consideramos la enfermedad de Fidel y que tuvo sus momentos más críticos poco después de nuestro regreso a España.

Nos encontramos con un lugar que para nada nos defraudó y que nos impactó tanto en el sentido bueno de la palabra, como en el sentido malo. Allí, mientras nos movíamos por sus calles, entre la gente, visitando los sitios mas conocidos y los mas intranscendentes a nivel turístico, pudimos disfrutar de una ciudad realmente bella, increíblemente bella, de unas gentes, a pesar de todo, felices y optimistas, unas gentes con un sentido y un gusto musical alucinante, vimos gente joven, mucha, que ayuda a creer que el futuro de Cuba puede ser mejor de lo que es, pero también vimos muchas carencias, mucha pobreza, ...

Estuvimos tres días en la Habana visitando la Habana Vieja, el Vedado, ... estuvimos en la Catedral y en su plaza, en el Capitolio, caminamos por la calle del Obispo, tomamos los famosos mojitos de la Bodeguita del Medio, escuchamos sones cubanos y paseamos por el Malecón con sol y con lluvia, vimos la Torre de Morro y soñamos cada vez que veíamos circular sus viejos “cacharros de colores”.

También estuvimos en Varadero cuatro días como dos turistas “turistas”, tomando el sol en sus playas, fuimos hasta Bahía Cochinos y nos movimos por la provincia de Matanzas.

Vimos muchas cosas que nos gustaron y dejamos de ver otras muchas que seguro también nos gustarían. Pues nada, tendremos que volver .



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