Cuando se cree que el mundo gira alrededor de un plato surgen eventos como el Forum Gastronómico 2010, el cual se está celebrado en Santiago de Compostela estos días. Alli diversas "cofradías" de creyentes montan sus chiringitos para honrar al dios Baco. Unos ponen tenderetes para ofrecer a los devotos los más variados objetos de liturgia gastro-religiosa, otros se dedican a deambular entre ellos cantando salmos y otros mudan sus caras en profunda meditación. No existen velas, ni estampitas. Estas se sustituyen por hornos con la última tecnología, cocinas inteligentes, sopletes para tostar cremas, emulsionadores, ahumadores, robots de cocina, etc, etc con los cuales se pretende santificar a los productos que llegan del mar o de la tierra, y que finamente decorados acaban en unos preciosos y blancos platos. Platos que están investidos de una cierta áurea mística: pescados, carnes y demás alimentos pasan a transformarse casi, casi en los peces de Cristo y la carne que se ofrece a un gran dios en un sacrificio de gratitud por su existencia.


Y después están ciertos sacerdotes o santos que hacen que todo el mundo gire la cabeza y busque su cámara de fotos para retratarlo. Estos gurúes que llegan un par de días más tarde que su fama a estos centros de devoción, se pasean entre los fieles bendiciendolos con una forzada sonrisa y permitiendo formar parte de un retrato que quedara precioso en algún estante o pared de alguna cocina. Y de entre todos ellos destaca el "gran sacerdote". Ese solo viene a que lo vean, dice cuatro frases que según los entendidos es "lo más de lo más" dentro de la cocina moderna y se larga por donde vino llevándose las limosnas de los fieles, e incluso el cepillo donde estas estaban.


Esta nueva religión tiene un gran predicamento, sobre todo en ciertos círculos sociales y ciertos grupos de influencia. Reconozco todo lo que se mueve a su alrededor, pero algunas de las cosas que de ellas surgen no las acabo de entender . Quizás mi escaso conocimiento y mi agnosticismo declarado no ayude demasiado a ello. Quizás no tenga unos sentidos lo suficientemente agudizados para poder saborear y valorar esta cocina y no solo con el sentido del gusto. Quizás no sepa comer con el olfato, o con el tacto, o con los ojos.

Quizás prefiera a un dios más cercano que sepa dar de comer al hambriento y de beber al sediento, aunque no tenga ni puñetera idea del marketing. Y tambien me gusta mucho más cualquier viejo cura de pueblo que sabe quien tiene hambre y lo que necesita llevarse a la boca y no a esos altos purpurados de Roma



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