"Levántate, corre,...mira como nieva", me dijo ella cuando abrió la ventana de la cocina

Eran las 7:15 de la mañana y había saltado con desgana de entre las calientes mantas para meterme en la ducha. Mire por la ventana y si, que bonito, la nieve caía formando una cortina que iba cubriendo los coches, los arboles, la calle. Lo cierto es que el reflejo de las luces amarillas de las farolas, que aun lucían encendidas, sobre el lienzo blanco que se estaba formando le daba un especial encanto a una fría, y oscura mañana. Me volví a la habitación y me metí en la ducha, desayune y me vestí. Después de despedirme me dirigí al garaje. La verdad es que hacia ya días que no iba tan sobrado para llegar con tiempo al trabajo como ocurría hoy. Entro a las 8:30 y todavía faltaban un par de minutos para las 8:15. Quince minutos era lo que tenia para llegar a la oficina. Normalmente me suele llevar en coche entre 6 y 7 minutos, claro está que si todo va bien.

En el garaje se notaba el frío de la calle. Me subí al coche arrancando este sin mayores problemas. Cuando intento incorporarme a la vía noto un mayor volumen de trafico. Bueno, la gente se lo toma con calma y más si tenemos en cuanto la nieve que sigue cayendo y que deja estampas tan bonitas como la rotonda que tengo al final de mi calle y que esta completamente adornada de un precioso color blanco. Pasar este punto ya supone un obstáculo considerable normalmente puesto que al desconocimiento que tienen la mayoría de los conductores a la hora de circular por una rotonda (lo tengo comprobado la gente no sabe ni circular, ni incorporarse ni abandonar una rotonda) se suma el hecho de que son muchos los que no la saber tomar. Con paciencia dejo que las cosas vayan discurriendo, voy bien de tiempo. En la radio la DGT nos advierte que tengamos cuidado si vamos en nuestros coche particulares (...también podía ir en el del vecino, pero el tío capullo no me lo dejó. Le hacia falta) que la cosa esta "mu achuchá" y que evitemos, si es posible, los traslados por carretera. Estuve a un paso de llamar a mi jefe y decirle "...mira, que esta nevando y hace un frío del carajo, y casi que me quedó en casita, te parece bien... ".

Seguía nevando, cuando la rotonda quedó atrás y los tontos del bote también. A la salida de la ciudad cogí la primera desviación a la derecha antes de enganchar con la antigua nacional que comunica con el polígono donde trabajo. La verdad que este tramo estaba un poco jodido pues tiene una leve pendiente, y estaba un poco resbaladiza, y resultaba hoy especialmente estrecha por la nieve acumulada en ambos arcenes. Ademas, esta y la oscuridad condicionaba bastante la visión que tenia de la carretera por lo que el atajo que suelo tomar para incorporarme a la carretera nacional lo desestime y continúe hacia el pueblo que esta situado un poco más arriba. Desde ese lugar existe un desvío, que también me permite llegar a la carretera. El principal inconveniente que presenta es el elevado desnivel, en el cual no pensé, y que hizo que cuando vi como el coche que llevaba delante, un taxi, perdió el control y comenzó a derrapar me obligara a mi a pisar el freno por lo que pasamos a ser dos los bailarines que probábamos nuestra pericia sobre el hielo. Sin perder la calma, mientras seguía cayendo la omnipresente nieve, logre detener el coche sin pegar contra nada y arrancando en primera logre alcanzar la dichosa carretera nacional. Tan pronto hice caso a la señal de Stop me encontré con una caravana de de coches. 

Mire el reloj y este marcaba las 8:35. "Vaya hoy no voy a llega a la hora, bueno, que le vamos hacer". 

Logre incorporarme a la cola y comencé una lentísima procesión. La puta nieve seguía a cayendo y en la radio el tipo de la DGT no paraba de advertir de la situación del trafico y de la carretera. Joder, si ya lo estaba viendo. Hasta la entrada a la vía de servicio que me lleva la empresa había unos 800 metros aproximadamente. Diez minutos fue el tiempo que emplee en cubrirlo. Esa entrada tiene una rotonda, otra, que previamente presenta una rampa de unos 100 metros que estaba completamente helada y que hizo que tres coches parasen unos contra otros formando un tapón que me impedía seguir avanzando. Lo curioso es que yo estaba en mitad de la pendiente, o sea, no me podía mover ni hacia delante ni hacia atrás. Tardó unos cinco minutos la Guardia Civil de trafico en llegar y comenzó a gestionar un poco, no demasiado, el pequeño cotarro en que nos encontrábamos. Pudimos salir marcha atrás, y tomando el otro vial de servicio, el que permitía habitualmente la salida del polígono, poder continuar con el viaje. La nieve seguía cayendo con mas fuerza y lo estaba cubriendo todo de blanco. Para las fotos queda chulo, pero con un coche la gracia que tiene la pierde toda la jodida.

Ultima rotonda. Antes de llegar a mi empresa existe una rotonda situada en el centro del polígono y en la que desembocan unos 6 viales, 3 de ellos, a parte de tener el piso completamente congelado, presentan una suave pendiente. En el principal de ellos había una pequeña fiesta montada. Tres furgonetas y 4 turismos habían pegado unos contra otros, ah, también participaba de la fiesta una farola que estaba a puntito de caer sobre un cierre de un concesionario de coches y una treintena de tipos que miraban y charlaban con las manos en los bolsillos. Viendo que no había demasiadas posibilidades de pasar por es lugar decidí dejar el coche a unos 200 metros y seguir a pie. Así lo hice, aguantando el frío, la puta nieve que no dejaba de caer y haciendo verdaderos equilibrios para no caerme al suelo.

Eran las 9:15 pasadas cuando llegue a la empresa, y fui uno de los primeros.

Que bonita es la nieve, que bonita es la jodida....que bonita 





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