Me contaba Luis que tenia un pequeño disgusto. Me decía Luis que la relación que tenía con su familia por parte de padre nunca había sido demasiado, como decir, "demasiado familiar", no era mala, pero tampoco era buena. Lo que ocurre es que no nos vemos mucho, y ya sabes donde no hay roce no hay cariño, me comentaba Luis. El caso es que hace ya unos 6 meses cuando uno de sus primos de esa parte del cuadro familiar había alquilado un piso en el barrio. Era un chico de su edad, de la edad de Luis. Un tipo alto, como yo, ...bueno es que en mi familia los hombres siempre tiramos a altos y las mujeres a culonas,...que le vas hacer, deben ser los genes de los abuelos, me contaba cuando coincidíamos a tomar un café en el bar. 

El caso es que comenzaron a coincidir por el barrio. Un día lo encontraba comprando el pan o saliendo del súper, otro día se veían paseando por la acera camino de casa, otro en el bar,...incluso hubo días en que se veían más de una vez. Bueno, el caso es que empezamos a sentirnos un poco primos, ...y creo que yo sentía esa familiaridad un poco más a fin de cuentas este es mi barrio y me debía comportar como un buen anfitrión. 

La relación entre ambos fue cada vez mas estrecha, más propia de miembros de la misma familia. Incluso sus padres, es decir los tíos de Luis, lo llamaban alguna que otra vez por teléfono para preguntar por sus padres, por los padres de Luis, puesto que no se que la había contado por teléfono su hijo, al primo de Luis, de ciertos problemillas de salud. Nada tía, no es nada ya sabe como es su hermano-que coño iba a saber si hacia un siglo que vivía en Bilbao y apenas venia por aquí-un poco hipocondriaco, y cualquier tos la toma como un si fuese la tuberculosis. Eran conversaciones sin trasfondo ninguno, con el único objeto de saber como era el primo con el que su hijo volvía a tener relaciones familiares, los muy lelos no sabían nada de como era su sobrino.

Como iba diciendo, mejor dicho, como me fue contando Luis, la relación que tenia con su primo era una relación familiar, e incluso de amistad, de confianza. Empezaron a salir juntos, quedaban para tomar unas cervezas por las tardes y unos copas por la noche,...coño que era mi primo, además era un primo cojonudo, defendía Luis.

¿Decía que mi primo era cojonudo?, el primo cojonudo era yo, me decía detrás de una cerveza cuando charlábamos el otro día en el Bar de Chicho. El muy hijo puta me había dicho si le podía hacer un pequeño favor-gruñia Luis-una chorrada de nada. Según él tenia un conocido que necesitaba que le ayudasen a quitar unas cajas, poca cosa, de un bajo que tenia y que a ultima hora le habían fallado la gente que tenia contratado. Mi primo me dijo que él se había ofrecido a ayudarlo y que tenia un primo supermajo y que entre los tres resolverían el tema en un par de horas. El caso es que él me lo pidió y yo no me pude negar, coño que era mi primo y un tío cojonudo. 

El caso es que llegamos al bajo y el tipo del que me habló no estaba y si estaba pues yo no logré verlo. Puede que se retrase un poco, dijo mi primo, pero podemos ir cargando las cajas en la furgoneta, una furgoneta rotulada como "Fontanería El Tubo Loco", que supongo que se la habría prestado su amigo "el fontanero loco". 

Tres horas después, reventado y sudado como si estuviese envuelto en un plástico de burbujas en una playa en pleno mes de agosto, teníamos la furgoneta cargada, la teníamos cargada entre los dos pues el amigo de mi primo ni vino ni mando recado, el mamón.

Pues ya esta, dijo él, mi primo, es mejor que te vayas a ducharte que ya curraste más de lo que debías, que ya me encargo yo de llevarle las cajas al tipo este, que tengo dos cosas que decirle, que vale que me pida un favor pero tiene cojones que ni apareciese por aquí el muy gilipollas. Se fue, me contaba Luis, y yo destrozado me fui a mi casa en autobús pues no podía dar dos pasos seguidos.

Mi primo no me llamo ni lo vi durante unos diez días, me extraño, pero supuse que estaría liado con cualquier de sus "negocios".

Un tarde después del trabajo, según la versión que me contó Luis, se paró en el Bar Chivo a tomar una caña y un pincho mientras hojeaba el Marca, cuando unos tipos que estaban en la barra sentados a su lado charlaban en voz alta...

¿Oye tú, y el tipo ese te devolvió la furgona?
Sí, si, me cago en la puta, si es que me tuve que poner burro, que el muy cabrón aparte de no pagarme no me la devolvía para poder chollar el lunes
Ostia, y eso como es?
Nada que el tipo ese trabaja en no se que empresa y se dedica a sacar un extra los fines de semana haciendo mudanzas. Lo que ocurre es que lo que gana se lo gasta en copas y en juergas y ...oye que a mi me la suda como se gana y como se gasta la pasta la peña, pero a mi que me pague y me devuelva el coche tal como acordamos, que "Fontanería el Tubo Loco" no puede parar por el listo ese.

Me contaba Luis que un poco más y se atraganta con la cerveza pues se puso de una mala virgen por haber descubierto como lo había utilizado su primo, el muy sinvergüenza.

El caso es que unos días después se encontró Luis con su primo. Luis se calló y su primo le dio un abrazo y le comenzó a explicar con muchos detalles que estuvo un poco liado y que no tuviera tiempo de darle las gracias por la ayuda del otro día, de su parte y de su amigo.

Nada hombre, a mandar que somos familia...dijo Luis con una leve sonrisa reflejada en su cara.

Ja,ja,...tienes razón Luis que somos familia y es una pena que tengamos esta estúpida vergüenza para pedirnos favores, a fin de cuenta todo queda entre familia.

Eso, eso, ja, ja,... sin vergüenza, sinvergüenza!!



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