Hace unos días entré en una librería, una pequeña librería, a comprar el periódico. Aquel sitio, encantadoramente reducido, ofrecía un interesante reperterorio de no demasiados libros, de diversos paquetes sin abrir con la prensa del día, de alguna que otra revista de diversa temática y algún que otro material de papelería, juguetería y chucherías varias. Al fondo del local, un señor mayor, dominaba su tienda tras un pequeño mostrador el cual soportaba un ordenador en una esquina, un ordenador viejo, vencido y derrotado por una libreta grande de hojas cuadriculadas donde nuestro señor anotaba todo lo que necesitaba recordar y que se situaba en medio del mesado

Cuando entré en la librería había una cierta aglomeración de gente. El librero hojeaba en su libreta buscando donde había anotado el pedido de la tercera parte de una novela de fantasía cuyo joven cliente le había hecho hace unos días, y que alli se encontraba, frente a él, flanqueado por dos mujeres mayores que él.

Si yo lo había escrito por aquí, hijo. Si es que llame a la editorial y me confirmaron que pronto lo recibiría, ....bueno no te preocupes que yo te llamo tan pronto me llegue el libro

El chaval, acompañado de su madre y su abuela, callaba tímido mientras asentía con la cabeza. En la mano tenia otros dos libros que ansioso no veía el momento de devorar. Su madre, orgullosa, le decía que ...nada hombre, llevate los dos que no vaya a ser que después no le vayan a quedar o los venda el señor..., ante la apenas perceptible pregunta que la hacia el chaval de cual de los dos podía llevarse.

Antonio, mira no voy a esperar más que te veo muy ocupado..., decía otro cliente que tenia tras de mi y que miraba las estanterías de libros, ...lo que si te pido es que me llames cuando te llegue "A cuerpo abierto" de Manolo Rivas, pero en gallego.

Si, si no te preocupes que yo te llamo,.. pero espera que me lo anoto. Oye y como se llama el libreo ese en gallego.

Hombre Antonio,..."A corpo aberto"....es que haces unas preguntas.

Perdona hombre, es que llevo una mañana. Haber señora, le son 45 euros las dos novelas y no se preocupe que yo la llamo cuando llegue el libro, que si es que ya me dijeron los de la comercial que me lo mandaban pronto,...

Vale, vale,.., respondía la señora mientras salía por la puerta orgullosa de su chaval

Me cobra el periódico, le dije, mientras, sin levantar la cabeza de la libreta, me informaba que lo tenia que recoger del un paquete que habia en el suelo, a la entrada de la librería

Allí dejé a un señor que se le veía un poco perdido con sus pedidos, sus libros, sus cliente, su prensa, ..pero encantado de que eso fuese asi,...además para algo tenia su libreta de ultima generaión.


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