En estos últimos días una plaga nos rodea, mientras se lleva el color verde de nuestros montes dejando en su lugar montones de cenizas, cenizas negras como evidencia clara de una inoperancia política, de unos míseros intereses económicos, como muestra de una falta de interés por lo que nos es propio y nos identifica. 

El fuego que quema nuestros montes no es mas que la consecuencia de la falta de previsión, de la inoperancia de este y del anterior gobierno, de la obtencion de un mayor resultado económico obtenido por la destrucción que por alcanzar que nuestra naturaleza llegue a generaciones futuras tal como siempre han sido. Creo que esta el mente de todos los gallegos que el fuego lo producen unos criminales a los que la ley, e incluso a veces la propia sociedad, no considera como tales y que no son mas que el ultimo eslabón de una maquinaria cuyos fines siempre se miden en resultados económicos a corto y medio plazo. 

Me pregunto si no es “relativamente sencillo” seguir la senda de un dinero manchado de un color negro y que huele, por lo menos, a bosques y montes quemados. Si no es cuestion de querer o no querer acabar con esta lacra que todos los veranos aborda nuestros montes. Quizas la cuestion sea esa aptitud la que impide que podamos olvidarnos durante al menos un solo verano de que el fuego no hace juego con la playa, el sol, la buena comida, los magnificos paisajes, la gente de los pueblos y los pueblos, los paseos y las siestas, las partidas en el bar y las charlas en las plazas,.... 

Vagamente, por lo poco que supone, exigo no tener que mirar y ver solo un vergonzoso color negro y unas llamas que se comen nuestro entorno, ..., exigo que pueda vivir en una Galicia que no se la desnude de esta manera tan vergonzosa. De manera silenciosamente vergonzosa.




2 Comments

  1. Ahora mismo hay 162 fuegos activos en Galicia. Todos fortuitos, por supuesto. Todos imposibles de parar para la ingente cantidad de personal, de medios y de dinero puesto a servicio de un bien natural que es parte del acervo cultural de un pueblo. Seguro.
    Al próximo mangante con corbata o sin ella al que se le ocurra hablar de país, de nación, de banderas, de autonomía, de identidad, delante de un micrófono habría que lanzarle ceniza en la boca.
    Mejor que la mastique él que no cualquiera de sus nietos. Esos niños que heredarán una tierra arrasada porque los que nos rigen y corrigen están tan ocupados en sacar beneficio del fuego que se olvidan del pueblo del que están tan "orgullosos" mientras miran para otro lado.

    Lo dice el himno gallego. " Do teu verdor cinguido
    e de benignos astros
    confín dos verdes castros
    e valeroso chan,
    non des a esquecemento
    da inxuria o rudo encono;
    desperta do teu sono
    fogar de Breogán."

    Quizá nadie es capaz de oírlo ya porque las llamas hacen mucho ruído.

    Celebro tu vuelta... aunque sea triste tu magnífica exposición.

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  2. Gracias por tu comentario amigo. Ya veo que tu siempre andas por aqui ;)

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