Comenzó con un pequeño ruido. A mi que ponen algo nervioso y en alerta los sonidos y los ruiditos desconocidos y sobre todo cuando afectan a mi coche, puesto que me da la sensación de que al circular me van a comenzar a saltar piezas, a dejar rastros por las carreteras por las que me pierdo o me encuentro según se tercie.
Después de esta “sutil y rápida” detección del fallo entré en boxes como si fuese “fernandoalonso” con animo de seguir en la cabeza de la carrera. El caso es que mis mecánicos no trabajan siguiendo la estela de los segundos, sino todo lo contrario. Me informaron que tendría que esperar, que dejase un móvil donde localizarme (exigencia con la que estaba totalmente de acuerdo , pues no quería que metiesen mano en las entrañas de mi inocente utilitario sin conocer un diagnostico previo), después que no tenían las piezas y que tendrían que pedirlas y, claro , después montarlas,....
Después de las anteriores previas y después de abusar de la confianza de improvisados taxistas para ir de un sitio a otro, me llamaron dos días después para anunciarme que todo el proceso había rematado felizmente y que pasase cuando quisiera. Eso si, antes de las siete de la tarde, que después nadie habría para entregármelo.
Me presente en el taller y me recibió un “correcto encargado” que me entrego el coche y la factura para la liquidase en la caja que estaba al fondo. Lo difícil fue llegar a entender tanto esta como las explicaciones del “señor técnico": cambio de poleas del cigüeñal, cambio de polea del alternador, sujeciones del bloque del motor, resorte “de no se que”, manguitos “de no se cuanto”, ... todo ello acompañado de la mano de obra necesaria para dar la vuelta a mi cacharro por lo menos un par de veces. Aunque pregunte poniendo cara de entender, no pase de eso, no pase de “poner caras”
El caso es que estando escuchando las explicaciones, me pareció ver de reojo a una persona con funda. Supongo que seria uno de los muchos mecánicos que por allí deambulaban, lo curioso es que me pareció ver que llevaba un parche en un ojo y al caminar resonaba un claro “toc, toc, toc....”.
Después de esta “sutil y rápida” detección del fallo entré en boxes como si fuese “fernandoalonso” con animo de seguir en la cabeza de la carrera. El caso es que mis mecánicos no trabajan siguiendo la estela de los segundos, sino todo lo contrario. Me informaron que tendría que esperar, que dejase un móvil donde localizarme (exigencia con la que estaba totalmente de acuerdo , pues no quería que metiesen mano en las entrañas de mi inocente utilitario sin conocer un diagnostico previo), después que no tenían las piezas y que tendrían que pedirlas y, claro , después montarlas,....
Después de las anteriores previas y después de abusar de la confianza de improvisados taxistas para ir de un sitio a otro, me llamaron dos días después para anunciarme que todo el proceso había rematado felizmente y que pasase cuando quisiera. Eso si, antes de las siete de la tarde, que después nadie habría para entregármelo.
Me presente en el taller y me recibió un “correcto encargado” que me entrego el coche y la factura para la liquidase en la caja que estaba al fondo. Lo difícil fue llegar a entender tanto esta como las explicaciones del “señor técnico": cambio de poleas del cigüeñal, cambio de polea del alternador, sujeciones del bloque del motor, resorte “de no se que”, manguitos “de no se cuanto”, ... todo ello acompañado de la mano de obra necesaria para dar la vuelta a mi cacharro por lo menos un par de veces. Aunque pregunte poniendo cara de entender, no pase de eso, no pase de “poner caras”
El caso es que estando escuchando las explicaciones, me pareció ver de reojo a una persona con funda. Supongo que seria uno de los muchos mecánicos que por allí deambulaban, lo curioso es que me pareció ver que llevaba un parche en un ojo y al caminar resonaba un claro “toc, toc, toc....”.