Me encontré con él en las escaleras que salvan el desnivel que separa la calle donde vivimos y la estrecha callejuela que guarda viejos bares y alguna triste y olvidada tienducha. Le pregunté que tal le iba la vida- ¿Qué tal te va la vida Pepe?, ¿supongo por tu cara que igual de jodida que estas dichosas escaleras?. No me dijo nada, se limito a mirarme y a mover los hombros.
Comenzamos a caminar juntos hacia casa. Cuando llevábamos unos diez metros me dice: Oye, tu que harías en el caso de que estuvieses en una situación donde se te planteasen dos posibilidades: la primera seria mala, y posiblemente acabaría siendo peor, pero te permitiría seguir tirando un tiempo a la espera de algún tipo de suerte o fenómeno lo resolviese todo, aunque estuvieses casi seguro que eso es imposible. La otra posibilidad seria romper definitivamente con todo, y coger tus cosas, aquello por lo que peleaste durante tanto tiempo y “borrón y cuenta nueva”.
Me sorprendió las preguntas de Pepe, no sabía a que se refería ni que pretendía y le dije …mira Pepe no tengo ni puta idea de a que te refieres ni de lo haría, supongo que tendría que valorar muchas cosas y a mucha gente, pero me da la sensación que no dejaría que se me faltase al respecto a lo que hice ni a lo que puede llegar hacer.
Seguimos caminando hasta el portal, entramos, subimos en el ascensor y antes de bajarse, él se bajo antes pues yo vivo en un piso más alto, me dijo que eso ero lo que él también pensaba de la dichosa pregunta y ….por que resulta tan difícil a veces hacer lo que uno piensa
Adiós Pepe, me despedí,…adiós amigo me dijo cuando al puertas del ascensor se cerraban