Ayer, tuvo lugar la presentación de la Agrupación vecinal de Taboadela (VETA) ante el propio pueblo, los vecinos y los medios que allí se citaron y que aspira a lograr un buen resultado en las próximas elecciones municipales del 27 de mayo. Dicha agrupación vecinal presenta su candidatura formada por once ciudadanos, once vecinos de Taboadela, que luchan por lograr algún concejal frente a los tres partidos tradicionalmente presentes en el triste y aburrido mapa político de este pequeño ayuntamiento orensano. Observando la lista de los vecinos que componen esta iniciativa, llama la atención su juventud, su nivel formativo y sus ganas de hacer algo por su pueblo y su ayuntamiento, frente a unas candidaturas que comicios tras comicios, no plantea soluciones, ilusión ni proyectos a unos vecinos que asumen como la única y mejor situación la coyuntura actual del consistorio, donde la desilusión, la falta de amor propio, la mísera autocomplacencia,…se sientan placidos en el butacón de alcalde. Debo admitir que no he hablado de esta iniciativa con ninguna de las personas que forman parte de la agrupación para conocer cuales son las razones que les han llevado a dar este paso, pero si que creo que coinciden bastante con las que yo entiendo como suficientes para hacerlo Como premisas previas a un planteamiento de lo que entiendo son las razones que han llevado al nacimiento de esta agrupación, me gustaría exponer cual es la situación actual y real de un ayuntamiento como el de Taboadela. Este es un pequeño ayuntamiento que forma parte de la zona metropolitana de Ourense, un ayuntamiento que desde la recuperación del sistema democrático ha estado gobernado por el Sr. Manuel Gallego Vila (PP), desde 1.979, frente a una ineficaz e insignificante presencia del PSOE y el BNG. Cuando hablo de gobernado, me gustaría puntualizar que todos los aspectos que han supuesto un desarrollo del pueblo, iniciativas o proyectos acontecidos en Taboadela han sido consecuencia del empuje de sus propios vecinos o del simple paso del tiempo y en consecuencia de la mejora socio-económica del país. Un dato que es curioso, es la perdida de censo poblacional de un ayuntamiento que linda con la capital orensana y con el principal motor económico de la provincia, el polígono de San Ciprian de Viñas. Al contrario que ocurre en el resto de ayuntamientos que se encuentran en situaciones similares, en Taboadela no se ha desarrollado ningún tipo de promoción urbanística o de iniciativa empresarial de interés, ninguna politica cultural ni que suponga un beneficio para la juventud, completamente olvidada en este ayuntamiento. Las iniciativas de ocio o deportivas no existen, aunque resulta curioso que después de 8 años, el alcalde establezca como punto fuerte de su programa electoral, unas piscinas ubicadas en el “apropiado” alto de San Juan donde llama la atención la falta de un pabellón que si posee cualquier otra población de la provincia. Asimismo, el desarrollo urbanístico es lamentable, su plan de ordenación municipal fue recurrido por la Xunta por no ser congruente y proporcional a las necesidades y demandas del municipio. Es lamentablemente triste que no exista el más mínimo interés de la corporación municipal por su pueblo, por el ayuntamiento que representa, por sus vecinos. Interesa más que perdure una situación a base de favoritismos, de clientelismo,….Resulta indignante además, que iniciativas como las asociaciones de vecinos, las agrupaciones de empresarios, etc. no sean apoyadas, sino todo lo contrario, son dinamitadas e intervenidas, muchas veces de manera clara y evidente a fin de lograr silenciar a cualquiera que levante la voz o se digne a decir y pensar de manera diferente. Me gustaría, y desde luego mi apoyo es para ellos, que este grupo de vecinos hagan que la gente se detenga a pensar, al menos por unos minutos, en el pueblo que tenemos, en el que han construido los políticos que se sientan en el consistorio y en definitiva si este es realmente el ayuntamiento que nos merecemos. Decir, como convecino de todos los miembros de la nueva agrupación, que me siento orgulloso de pertenecer a “este Taboadela” y de saber que existen inquietudes, ganas de hacer y de luchar por algo y de ser portadores de un sentimiento de orgullo, por ser mejores y no ser miembros de un ayuntamiento triste que pasa completamente inadvertido para propios y para lo que no los son.
Por ultimo, señalar que cuando hablo de orgullo, lo distingo del orgullo con el que se visten nuestros gestores municipales y que podía ajustarse a la definición dada por el literato francés del siglo XVII, François de la Rochefoucauld, que lo definió comos "el orgullo que no quiere deber…. y el amor propio que no quiere pagar"